lunes, 19 de noviembre de 2012

            LA CAZA GALLEGA ESTÁ DE LUTO

Dos cazadores mueren en Silleda (Pontevedra) y Lanzós (Lugo)

Una cacería de jabalí que se llevaba a cabo en el Monte do Carrio (Vila de Cruces) por parte de una cuadrilla de cazadores de Silleda y Fontao  (Pontevedra), terminó en desgracia: pues un disparo efectuado sobre las 16,20  por un compañero de batida impactaba de lleno en el pecho de Adrián Areán Filloy, de 23 años y vecino de la localidad sidellense de Graba, acabando así con su vida).


Se sospecha que el infortunado joven pudo haber abandonado el puesto asignado, con la mala fortuna de que un compañero de cuadrilla, tras comprobar la presencia  de jabalíes en el punto que ocupaba el fallecido y oír chasquidos detrás de unas ramas, disparó sin ver a qué, alcanzando desgraciadamente a Adrián Areán con un tiro mortal.
Compañeros de la víctima comentaron que el fallecido no llevaba chaleco (recomendable en cada mayor) y que el accidente se produjera en una zona del monte de muy difícil acceso, cerca del río Deza, lo que dificultó el rescate del difunto.


OTRA MUERTE  EN VILALBA
Por si no fuese suficiente, ese mismo día en la parroquia lucense de Lanzós (Vilalba) fallecia otro cazador,  Esteban Lozano, un joven de de 22 años, muy conocido en la comarca, al que se le disparó de manera fortuita la escopeta cuando trataba de saltar una elevación del terreno.
El accidente que le costó la vida a este joven lugués se produjo a última hora de la tarde del domingo cuando se encontraba solo en el monte.
Dos indeseables fallecimientos con los que  ahora se cebarán los oportunistas de turno y los anticaza, para hacer los más disparatados comentarios y, sobre todo, criticar la práctica venatoria. Dos muertes que nosotros las lamentamos y que deseamos sean las últimas.
En todo caso y aunque no sirva de consuelo, hay que decir, que el colectivo cazador gallego lo conforman más de 50.000 practicantes y que a  pesar de ese elevado número de devotos y de ser considerado por muchos como un deporte de alto riesgo, se da la paradoja de que se producen más muertes  cada año ejerciendo la pesca deportiva en el mar, que cazando. Lo que no priva para que no nos cansemos de recomendar mucha prudencia en el monte y de pedir que no se dispare  sin ver al animal.

 

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