LA TEMPORADA DE CAZA MENOR TERMINA CON
DIVISIÓN DE OPINIONES
Cuando
estas líneas vean la luz del día faltarán unas horas para que concluya la temporada de la caza
menor en Galicia, solo el zorro y en batida se podrá cazar hasta el día 14 de
febrero. Un adiós cinegético más bien triste en lo que a las especies menores más
emblemáticas se refiere. Los cazadores con los que hemos hablado (más de un
centenar), nos fueron desnudando una realidad cinegética gallega que cada año
que transcurre toca, desgraciadamente, más fondo. Así decir, que solo unos
pocos se mostraron complacientes con los resultados cosechados. Otros nos
dijeron no haber estado del todo mal la cosa. Algunos se pronunciaron de forma
conformista ya que, según ellos, no se puede pedir milagros al campo. Y los
más, el núcleo fuerte, el más nutrido, evidenció su descontento.
Desde luego que el rendimiento venatorio es el que es. La caza gallega no da para má, pues si bien es cierto que la perdiz crió bien, el conejo no se vio atacado por las enfermedades y la liebre aumentó población en algunos lugares, si no hay semilla no puede haber cosecha. Me explico, si no quedaron madres al final de la pasada temporada, por muy bien que venga la época de reproducción, no dejará de ser un crecimiento de “consolación”, pues, como dicen los navarros, “donde no hay mata no hay patata”.
De todas formas Galicia no es una excepción en el mapa venatorio español. No, pues en todas partes se cocinan las mimas habichuelas y así, hasta algunos medios de comunicación nacionales se hacían eco no hace mucho del bajón histórico que sufre la caza menor incluso en ese paraíso cinegético llamado La Mancha. Tanto, que acotados de renombre han limitado ya a media temporada días hábiles, horas para andar por el campo y piezas a cazar por jornada.
Pero volviendo a lo nuestro y
como San Huberto sabe, el paisaje cinegético gallego en general y en lo que a
las especies base de la caza menor se refiere, es, cuando poco, preocupante ¿La
culpa? Por supuesto que no es de los cazadores que gastan sus buenos dineros
cada año en repoblar y cuidar sus tecores (cotos). Pero el hábitat, cada vez es
menos adecuado. Las enfermedades, que siguen causando estragos en las filas conejeras.
Los incendios, que lo destruyen todo. Y los predadores, que siguen aumentado de
manera alarmante. Son los elementos negativos a los que habría que culpar
principalmente de la situación actual y a los que se debería buscar solución urgentemente
o dentro de un tiempo no muy lejano veremos desaparecer totalmente de la
campiña gallega especies tan representativas en la caza menor como la perdiz,
el conejo o la liebre, como de hecho ya ocurre en algunas de nuestras comarcas.
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